lunes, 13 de mayo de 2013

Colombia se inclina ante su primera santa


Ciudad del Vaticano -- El papa Francisco elevó el domingo a la gloria de los altares a los primeros santos de su pontificado, al canonizar en una ceremonia solemne en la Plaza de San Pedro a dos monjas latinoamericanas, la colombiana Laura Montoya y Upegui (1874-1949), una mujer que ayudó a los pueblos indígenas de Colombia y que ahora es la primera santa de ese país.

Asimismo fue canonizada la mexicana Guadalupe García Zavala, conocida como madre Lupita (1878-1963), que ayudó a los católicos a evitar la persecución durante una campaña anticatólica del gobierno en la década de 1920.

Madre Laura Montoya, primera santa colombiana
El papa elogió a la nueva santa colombiana María Laura Montoya por “infundir esperanza” entre los pueblos indígenas. Dijo que ella les enseñó de una manera que “respetó su cultura”.

Francisco dijo que la Madre Laura fundó en 1914 la Congregación de los Misioneros de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, conocidas como las “misioneras lauritas”, una comunidad presente en 21 países de América Latina, África y Europa.

Madre Laura, “nacida en la hermosa tierra colombiana, nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente, como si fuera posible, sino a comunicarla donde nos encontremos”, expresó.

“Nos enseña a vencer la indiferencia y el individualismo, que corroe a las comunidades cristianas y a nuestro propio corazón y nos enseña a acoger a todos sin prejuicios, sin discriminación, con auténtico amor”, manifestó.

Asimismo, Francisco alabó a la santa mexicana María Guadalupe García Zavala por haber renunciado a una vida cómoda a fin de trabajar con los enfermos y los pobres, incluso de rodillas sobre el suelo del hospital donde atendió a los pacientes con “ternura y compasión”.

El pontífice destacó también la obra de madre Lupita a favor de los más necesitados, pues fundó la congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.

“Ella tocó la carne de Cristo a través de los abandonados, los enfermos, los marginados y nos enseñaba a través de esta conducta de no avergonzarnos, a no tener miedo, repugnancia a tocar la carne de Cristo”.

“Esta nueva santa mexicana nos invita a amar, como Jesús nos ha amado, y esto conlleva a nos encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en un mundito que nos hace tanto daño, sino salir e ir al encuentro de quien tiene necesidad de atención y ayuda”, expresó.

El papa también canonizó a 813 italianos que fueron martirizados en el siglo XV por negarse a convertirse al Islam, según lo exigido por los invasores turcos de una ciudad del sur de Italia. Ellos son conocidos como los mártires de Otranto.

A la ceremonia del domingo asistió una delegación oficial de Colombia encabezada por el presidente del país, Juan Manuel Santos, la canciller María Ángeles Holguín y el presidente de la Cámara de Representantes, Augusto Posada.

La representación mexicana la presidió Roberto Herrera Mena, director general adjunto de Asuntos Religiosos de la oficina de la Presidencia, y la esposa del Gobernador del Estado de Jalisco.