Ciudad del Vaticano -- El papa Francisco
elevó el domingo a la gloria de los altares a los primeros santos de su
pontificado, al canonizar en una ceremonia solemne en la Plaza de San Pedro a
dos monjas latinoamericanas, la colombiana Laura Montoya y Upegui (1874-1949),
una mujer que ayudó a los pueblos indígenas de Colombia y que ahora es la
primera santa de ese país.
Asimismo fue canonizada la mexicana Guadalupe
García Zavala, conocida como madre Lupita (1878-1963), que ayudó a los
católicos a evitar la persecución durante una campaña anticatólica del gobierno
en la década de 1920.
Madre Laura Montoya, primera santa colombiana |
El papa elogió a la nueva santa colombiana
María Laura Montoya por “infundir esperanza” entre los pueblos indígenas. Dijo
que ella les enseñó de una manera que “respetó su cultura”.
Francisco dijo que la Madre Laura fundó en
1914 la Congregación de los Misioneros de María Inmaculada y Santa Catalina de
Siena, conocidas como las “misioneras lauritas”, una comunidad presente en 21
países de América Latina, África y Europa.
Madre Laura, “nacida en la hermosa tierra
colombiana, nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe
solitariamente, como si fuera posible, sino a comunicarla donde nos
encontremos”, expresó.
“Nos enseña a vencer la indiferencia y el
individualismo, que corroe a las comunidades cristianas y a nuestro propio
corazón y nos enseña a acoger a todos sin prejuicios, sin discriminación, con
auténtico amor”, manifestó.
Asimismo, Francisco alabó a la santa mexicana
María Guadalupe García Zavala por haber renunciado a una vida cómoda a fin de
trabajar con los enfermos y los pobres, incluso de rodillas sobre el suelo del
hospital donde atendió a los pacientes con “ternura y compasión”.
El pontífice destacó también la obra de madre
Lupita a favor de los más necesitados, pues fundó la congregación de las
Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.
“Ella tocó la carne de Cristo a través de los
abandonados, los enfermos, los marginados y nos enseñaba a través de esta
conducta de no avergonzarnos, a no tener miedo, repugnancia a tocar la carne de
Cristo”.
“Esta nueva santa mexicana nos invita a amar,
como Jesús nos ha amado, y esto conlleva a nos encerrarse en uno mismo, en los
propios problemas, en un mundito que nos hace tanto daño, sino salir e ir al
encuentro de quien tiene necesidad de atención y ayuda”, expresó.
El papa también canonizó a 813 italianos que
fueron martirizados en el siglo XV por negarse a convertirse al Islam, según lo
exigido por los invasores turcos de una ciudad del sur de Italia. Ellos son
conocidos como los mártires de Otranto.
A la ceremonia del domingo asistió una
delegación oficial de Colombia encabezada por el presidente del país, Juan
Manuel Santos, la canciller María Ángeles Holguín y el presidente de la Cámara
de Representantes, Augusto Posada.
La representación mexicana la presidió
Roberto Herrera Mena, director general adjunto de Asuntos Religiosos de la
oficina de la Presidencia, y la esposa del Gobernador del Estado de Jalisco.