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En todo el Perú la Semana Santa es una fiesta religiosa de suma importancia. En la costa norte la Semana Santa de la ciudad de Lambayeque es muy famosa por sus impresionantes procesiones que actualmente atrae una gran concurrencia de devotos y turistas extranjeros. Este blog ha sido creado por la Hermandad Pascua de Resurrección con la finalidad de dar a conocer al mundo esta celebración religiosa, festiva y tradicional de larga data en la ciudad evocadora de Lambayeque - Perú.
martes, 3 de abril de 2018
jueves, 9 de marzo de 2017
VIVAMOS LA SEMANA SANTA 2017
Queridos
amigos:
Quiero
compartir con ustedes la alegría de ser cristianos católicos.
Se
acerca la semana más importante de nuestro calendario. ¿Cómo nos prepararemos
para ella? Es verdad que agendamos cuanta actividad existe....pero ¿La Semana
Santa?
Aquella en la que celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte.
Aquella en la que celebramos EL AMOR. Aquella en la que celebramos el PERDÓN.
Este
último viernes de cuaresma no olvidemos hacer ayuno, penitencia y mayor oración
personal. Es una magnífica forma de acercarse a los misterios santos.
Siempre
nos decimos interiormente: ¡¡¡qué alejado estoy de Dios últimamente!!! Bueno,
ahora es un buen momento para volver a ÉL, a los brazos de Dios.
Espero
que vayas a todas las misas y liturgias en tu parroquia o lugar de culto.
Lleva
el corazón dispuesto a recibir el mensaje de Dios.
Si
estás enojado o desilusionado de la Iglesia- Tu Madre- te invito a volver....a
soltar la piedra de tu recriminación y comprender que TÚ eres también Iglesia,
y como ella: SANTA Y PECADORA.
Hermano,
hermana, te espero en el altar.
Dale
tiempo a Dios...no el que te sobra, sino el MEJOR TIEMPO....TODO PARA ÉL. Así
como ÉL no dudó en dar su vida entera por ti.
Nos alistamos para La Pascua de Resurrección 2017
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la
fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de
Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos
abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera
especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz
de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión,
cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho
histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas
apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo,
estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del
pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la
esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos
temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la
Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en
la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la
que gozaremos de Dios para siempre.
San Pablo nos dice:
“Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria
nuestra fe” (I Corintios 15,14)
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras
hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y
dudaríamos que fuera realmente Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces
sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos
que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida
eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda
alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras
tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría
porque Jesús ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hombres y
cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos
partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su
testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la
Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que
comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en
nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un
Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los
apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
¿Cómo se celebra el Domingo de Pascua?
Se celebra con una Misa solemne en la cual se
enciende el cirio pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz de todas las
gentes.
En algunos lugares, muy de mañana, se lleva a
cabo una procesión que se llama “del encuentro”. En ésta, un grupo de personas
llevan la imagen de la Virgen y se encuentran con otro grupo de personas que
llevan la imagen de Jesús resucitado, como símbolo de la alegría de ver vivo al
Señor.
En algunos países, se acostumbra celebrar la
alegría de la Resurrección escondiendo dulces en los jardines para que los niños
pequeños los encuentren, con base en la leyenda del “conejo de pascua”.
La costumbre más extendida alrededor del
mundo, para celebrar la Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los
niños y a los amigos.
A veces, ambas tradiciones se combinan y así,
el buscar los huevitos escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de
Cristo resucitado.
La tradición de los “huevos de Pascua”
El origen de esta costumbre viene de los
antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales,
huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de
las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos
los ponían como adornos en sus casas.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar,
los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días
antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer
sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo
durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con
canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy
contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la
Resurrección de Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó
un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los
huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la
imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar
que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas
ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son
esos los que regalamos hoy en día.
Leyenda del “Conejo de Pascua”
Su origen se remonta a las fiestas
anglosajonas pre-cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad
asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril.
Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir
del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en
Alemania, esto dio orígen también a una curiosa leyenda que cuenta que, cuando
metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro de la
cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente
entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de
Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía
preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un
día y toda una noche, cuando de pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús
se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó
la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de
Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que
lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le
ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de
vida y alegría y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo
sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para
recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
martes, 7 de abril de 2015
¡Aleluya, Aleluya, Jesús ha resucitado!
La Semana Santa lambayecana ha dado este
Domingo de Resurrección un salto de contrastes. Ha variado desde el negro del
luto más riguroso del reciente Viernes Santo hasta la alegría multicolor que ha
acompañado durante unas tres horas al Resucitado, en su trayecto de ida y
vuelta que tiene a la Iglesia San Pedro como brújula incontestable.
La procesión del Resucitado y de Nuestra
Señora de la Aurora ha puesto el punto y final a unos días de Pasión en los que
se ha dejado sentir el fervor de los lambayecanos sin frustraciones. Con las de
la emoción como únicas lágrimas posibles.
En esta procesión de Domingo de Resurrección
participaron, como es habitual, miembros de la Hermandad Pascua de Resurrección
en un cortejo presidido por sus dirigentes, varios de ellos cargando sobre sus
hombros la sagrada imagen de nuestro Señor Jesucristo y las Hermanas llevando
sobre sus hombros a nuestra Santa Patrona Nuestra Señora de la Aurora. Además
de la representación clerical de la Parroquia San Pedro encabezada por su
Párroco, el Reverendo Freddy Beltrán.
Numerosos lambayecanos se congregaron en el
parque 27 de diciembre frente al Casino Civil Militar para contemplar las venias
o saludos de Nuestra Señora de la Aurora
y el Cristo Resucitado y la tradicional bajada de manto de luto de nuestra
Señora Madre a cargo de una niña seleccionada para la ocasión.
El júbilo y la devoción han acompañado a
sendas imágenes desde su salida, que se ha producido en torno a las 09.00 horas
de la mañana, hasta su regreso a la colonial iglesia San Pedro.
En este desfile final que hermana a los
lambayecanos en el cierre definitivo de esta semana grande que se ha teñido de
alegría, ha confirmado la brillante e histórica tradición procesional de un
pueblo que vuelve a sus casas con sus flores, algodones, estampas en la mano y
rostros encendidos por la satisfacción de haber sido partícipes de la
Resurrección de Nuestro Señor.
¡Felices Pascuas Hermanos!
PASCUA DE RESURRECCIÓN 2015 EN IMÁGENES
lunes, 23 de febrero de 2015
sábado, 18 de octubre de 2014
Historia del Señor de los Milagros
Cuenta la historia que a mediados del siglo
XVII un humilde mulato pintó al Cristo crucificado en un paño de muro, dentro
del muladar de Pachamilla, una zona donde los negros angoleños se agruparon
viviendo en una pobreza absoluta.
El 13 de Noviembre de 1655, a las 2:45 de la
tarde se produjo un terrible terremoto en Lima y El Callao, derrumbando
Iglesias, sepultando mansiones dejando miles de muertos y damnificados.
Todas las paredes de la cofradía se vinieron
abajo, excepto el débil muro de adobe en el cual se encontraba pintada la
imagen de Jesús. La imagen quedó intacta, sin ningún resquebrajamiento.
La imagen atrajo gran cantidad de adoradores,
que con sus cánticos y bailes semipaganos escandalizaban a las autoridades
políticas y religiosas, el Virrey ordenó la destrucción de la imagen. Al subir
un pintor la escalera para borrarla, empezó a sentir temblores y escalofríos,
teniendo que ser atendido de inmediato para proseguir con su labor. Luego
intentó nuevamente subir pero fue tanta la impresión causada que bajó
raudamente y se alejó asustado del lugar sin culminar con la tarea encomendada.
Un segundo hombre, un soldado de Balcázar, de
ánimo más templado, subió pero bajó rápidamente, explicando luego que cuando
estuvo frente a la imagen vió que se ponía más bella y que la corona se tornaba
verde; por esa razón no cumplió la orden dada. Ante la insistencia de las
autoridades por desaparecer la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó
a protestar con airadas voces y actitudes amenazantes que obligaron a retirarse
a la comitiva. La orden fue revocada y se acordó que en ese lugar se rindiera
veneración a la poderosa imagen.
El 20 de Octubre de 1687 un maremoto arrasó
con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla que se había levantado en
honor a la imagen de Cristo. Quedando solo en pie la pared de adobe con la
imagen del Cristo Crucificado. De esta forma fue admitido por la Iglesia y se
consagró su culto.
Una copia al oleo de la imagen fue
confeccionada y fué llevada en procesión por las calles de Lima implorando al
Cristo Crucificado para que apaciguara la ira de la naturaleza. Desde aquel
entonces se estableció que en los días 18 y 19 del mes de Octubre tendría lugar
la procesión del Señor de los Milagros.
Las procesiones que parten del Convento de
Las Nazarenas se desplazan por diversos lugares, durando varios días, hasta
retornar a su punto de partida, no tienen igual en ninguna parte de América.
Cuenta la historia que a mediados del siglo
XVII un humilde mulato pintó al Cristo crucificado en un paño de muro, dentro
del muladar de Pachamilla, una zona donde los negros angoleños se agruparon
viviendo en una pobreza absoluta.
El 13 de Noviembre de 1655, a las 2:45 de la
tarde se produjo un terrible terremoto en Lima y El Callao, derrumbando
Iglesias, sepultando mansiones dejando miles de muertos y damnificados.
Todas las paredes de la cofradía se vinieron
abajo, excepto el débil muro de adobe en el cual se encontraba pintada la
imagen de Jesús. La imagen quedó intacta, sin ningún resquebrajamiento.
La imagen atrajo gran cantidad de adoradores,
que con sus cánticos y bailes semipaganos escandalizaban a las autoridades
políticas y religiosas, el Virrey ordenó la destrucción de la imagen. Al subir
un pintor la escalera para borrarla, empezó a sentir temblores y escalofríos,
teniendo que ser atendido de inmediato para proseguir con su labor. Luego
intentó nuevamente subir pero fue tanta la impresión causada que bajó
raudamente y se alejó asustado del lugar sin culminar con la tarea encomendada.
Un segundo hombre, un soldado de Balcázar, de
ánimo más templado, subió pero bajó rápidamente, explicando luego que cuando
estuvo frente a la imagen vió que se ponía más bella y que la corona se tornaba
verde; por esa razón no cumplió la orden dada. Ante la insistencia de las
autoridades por desaparecer la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó
a protestar con airadas voces y actitudes amenazantes que obligaron a retirarse
a la comitiva. La orden fue revocada y se acordó que en ese lugar se rindiera
veneración a la poderosa imagen.
El 20 de Octubre de 1687 un maremoto arrasó
con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla que se había levantado en
honor a la imagen de Cristo. Quedando solo en pie la pared de adobe con la
imagen del Cristo Crucificado. De esta forma fue admitido por la Iglesia y se
consagró su culto.
Una copia al oleo de la imagen fue
confeccionada y fué llevada en procesión por las calles de Lima implorando al
Cristo Crucificado para que apaciguara la ira de la naturaleza. Desde aquel
entonces se estableció que en los días 18 y 19 del mes de Octubre tendría lugar
la procesión del Señor de los Milagros.
Las procesiones que parten del Convento de
Las Nazarenas se desplazan por diversos lugares, durando varios días, hasta
retornar a su punto de partida, no tienen igual en ninguna parte de América.
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