martes, 10 de enero de 2012

BREVE REFLEXIÓN SOBRE LAS HERMANDADES

1.- ¿Qué es una Hermandad?
Por naturaleza, el ser humano es un ser sociable, no puede vivir en solitario como “Robinsón Crusoe”, y por lo tanto necesita de los demás. Estamos acostumbrados a ver cómo nos asociamos para todo: para trabajar, para divertirnos, para hacer deporte, para mejorar la sociedad, para vivir la fe… Las Hermandades son una expresión de  esta dimensión social.
Miembros de la  Hermandad Pascua de Resurrección de Lambayeque
  en ceremonia de bendición de Manto de la Virgen  María
Ciertamente, los cristianos tienen derecho a asociarse y a formar, de acuerdo  con el derecho de la Iglesia, asociaciones que busquen el cultivo humano y cristiano de sus miembros, es decir a formar una pequeña comunidad eclesial.
En base a lo anteriormente dicho, podemos afirmar que una Hermandad  es una asociación de fieles, un conjunto de cristianos con una vocación similar de vivir la fe.
El hecho de asociarse implica la necesaria puesta en común de unas normas, objetivos, fines y actividades, que todos deben de  asumir y respetar,  esto precisamente es lo que da la personalidad a cada entidad. Dado el carácter fundamentalmente religioso de las Hermandades su funcionamiento se regula  de acuerdo con la normativa canónica de la Iglesia.
Hermandad del Santo Sepulcro
de la ciudad de Chiclayo
Bajo esta premisa, las Hermandades se definen como “Asociaciones públicas de fieles con personalidad jurídica pública, constituidas en la Diócesis a la que pertenecen y que están sujetas a lo establecido en el Código de Derecho Canónico”.
Los Estatutos y Reglamentos, que todos los Hermanos tienen que acatar respetar y cumplir,  son las normativas legales que amparan a las Hermandades para su vigencia y validez, han de estar refrendados por el Obispo de la Diócesis, quien tiene encomendada la potestad legislativa (Canon 391) y a su vez el cuidado y vigilancia de aquellas (Canon 305).Es evidente que las Hermandades  han sido y son iglesia activa viva, como ciertamente se constata en el tiempo presente y a  través de su historia por su integración en la vida de la parroquia y participación en la  actividad diocesana lo que a su vez las hace de pleno derecho ser miembros de la iglesia universal.
Hermandad Señor de los Milagros
Esta vinculación con la Iglesia es parte esencial de la identidad de las Hermandades, sin esta unión, las hermandades  no serían lo que son, serían  otra cosa. Sin duda, nos estaríamos refiriendo a otro tipo de asociaciones equiparables a las civiles, ciertamente dignas de todo respecto, cuyos fines pueden ser admirables pero no serían una comunidad de fe, basada en la fraternidad de sus miembros y destinada vocacionalmente a evangelizar y a ser testigo de Jesucristo y evidentemente eso no es una Hermandad.
Las actividades de culto público que las Hermandades organizan en honor de sus Sagradas Imágenes tienen su culminación en las estaciones de penitencia. Las procesiones en Semana Santa, además de ser manifestaciones religiosas, son puntos de encuentro y de referencia tradicional; se constituyen como uno de los acontecimientos populares más bellos y esperados cada año en nuestros pueblos y ciudades.
Hermandad San Judas Tadeo
Las Hermandades son depositarias de un importante patrimonio histórico artístico así como de  venerables tradiciones, heredadas en algunos casos desde tiempos inmemoriales, es por ello que deben de velar por mantener su pureza, así como conservar y potenciar su identidad ya que forman parte de la cultura de nuestros pueblos y ciudades. Tienen la responsabilidad y el orgullo de poder transmitir este insigne legado, a las generaciones posteriores, con la misma integridad que lo han recibido en el tiempo presente.
 2.- ¿Cuál es la misión de las Hermandades?
Vamos a comentar  a continuación cuales son  las finalidades de las Hermandades que se encuentran fielmente recogidas en todos los Estatutos y  Reglas en vigor.
2.1 Cultuales.
Las actividades cultuales públicas de las Hermandades  es una de las principales características que les imprime su carácter específico propio que claramente las identifican y que  a su vez las diferencian de otras asociaciones religiosas. La más importante, aunque no la única, actividad externa de las Hermandades es la salida procesional.
La salida a la calle de las Hermandades  así como la actitud de las personas que la acompañan, deben de ser consecuentes con lo que se muestra a los demás. El arte y el saber popular se ponen aquí al servicio de lograr transmitir lo mejor posible el mensaje que las inspiran.
Hermandad San Martín de Porres
Cuando la salida procesional se realiza en un ambiente de religiosidad, fe, seriedad y respeto se convierte en una verdadera catequesis popular que cumple una perfecta función pedagógica y evangélica, y a su vez la convierte en una predicación silenciosa y directa  que  nos recuerda los misterios de la Pasión que revivimos durante la Semana Santa. La Semana Santa  aglutina, hoy en día,  además de sentimientos religiosos, intereses de tipo cultural, artístico, turísticos, económicos y de  otra  índole.  Las Hermandades  tienen el deber y la obligación de colaborar con las entidades que promocionan la Semana Santa, pero ciertamente tienen a la vez que cuidar de que fruto de esta colaboración en ningún momento, se  desvirtúe y secuestre el sentido religioso y espiritual de sus manifestaciones cultuales públicas, ya que si este hecho llegara a producirse las procesiones y estaciones de penitencia perderían su razón de ser y se convertirían en meros espectáculos culturales despojados de su verdadero sentido cristiano.
2.2 Evangelización
El compromiso e implicación por parte de las Hermandades en la ayuda a la evangelización de nuestra sociedad debe de partir de un profundo camino de renovación que fomente la comunión eclesial, la participación sacramental y el testimonio de vida, así como una estrecha vinculación con los programas pastorales diocesanos y parroquiales.
2.3 Formación y Atención espiritual al Hermano
Las Hermandades reúnen las condiciones idóneas para ser ámbitos propicios para la formación cristiana de sus miembros, es por ello que desde su seno se tiene que promover como objetivo prioritario la obligación de invertir, sin ningún tipo de reservas, tiempo, esfuerzo, recursos humanos y económicos en la formación de los Hermanos.  Estos esfuerzos se deben redoblar cuando hablamos de la juventud ya que los jóvenes constituyen la gran apuesta de las hermandades de cara a su propio ser como tales en el futuro.
La formación integral de los miembros de las Hermandades debe  ser un objetivo prioritario de  todos, de los Hermanos, de las Juntas Directivas y de la Iglesia en general, todos ellos tienen una responsabilidad moral, humana y cristiana muy importante, no olvidemos que una de las primeras obligaciones del Hermano es la de ser un “cristiano cualificado”. Una Semana Santa llena de Hermanos que desconocen su identidad, sin profundidad, sin amor a Dios es una Semana Santa vacía y falta de contenido y por supuesto algo que no tiene presente ni futuro.
2.4 Caritativos y sociales.
Hermandad del Santo Sepulcro
 Las Hermandades tienen el deber y la obligación de ponderar el equilibrio entre lo que se invierte en pasos, ornamentación,  música,  enseres, etc. con lo que necesitan desesperadamente esas otras imágenes de Cristo viviente, esos hermanos nuestros, que son los pobres, marginados sociales, excluidos y perseguidos en todo el mundo.
Las Hermanos tienen que destinar una parte proporcional significativa de sus ingresos para obras de promoción humana y de caridad. Este importante aspecto está recogido en las Reglas y Estatutos en vigor de todas ellas.
Al actuar de este modo, las Hermandades están  cumpliendo plenamente con su misión y son fieles a sus raíces,  de practicar obras de misericordia y de opción preferencial por los pobres, haciendo vivo y presente el Evangelio.
Las Hermandades, como asociación de fieles, se constituyen y rigen por las normas de la legislación canónica, pero no es menos cierto, que por ser asociaciones de laicos, su misión se desarrolla en el mundo actual, es decir, en la sociedad civil. Esto presupone que los estatutos, normas y reglas y sobre todo su vida asociativa se tienen que acomodar a los valores y exigencias  éticas, que los ciudadanos han establecido libremente para desarrollar sus relaciones, siempre y cuando esas exigencias no sean contrarias a la esencia de su condición de fieles cristianos. Fruto de esta dualidad, las Hermandades han de colaborar de una manera noble y leal con los poderes públicos pero cuidando en todo momento de no asumir compromisos y riesgos que puedan poner en peligro su identidad y libertad.
3.- ¿Qué significa “ser Hermano”?
Hermanos de Pascua de Resurrección rumbo a su sede social
luego de culminada Procesión del Encuentro
Los motivos principales que  determinan  y justifican el hecho de ingresar en una Hermandad son de diversa índole y muy variados; puede que sea la tradición familiar, la devoción hacia unas imágenes, la amistad con algunos hermanos o, simplemente, la curiosidad porque hay que reconocer que la Semana Santa ejerce un poderoso influjo en nuestra tierra y  a la mayoría nos gusta participar en su celebración.
En definitiva, cuando alguien asume la decisión de engrosar las filas de una Hermandad, lo hace aportando unas inquietudes o razones que en la mayor parte de los casos puede que  no  estén muy meditadas, pero  ciertamente existe unas ganas enormes de sentirse integrado, conocer nuevas personas con las que poder hacer amistad, sentirse útil haciendo actividades que le  gustan y también, porque no decirlo, buscando un nuevo sentido a su fe y compromiso cristiano (aunque muchas veces no lo llame así). Toda razón es buena para el que se integra en una Hermandad y también debe de serlo para la propia Hermandad.
Las Hermandades son conscientes de que la mayor riqueza que poseen la constituyen los Hermanos  miembros, sin ellos no existe la asociación y por lo tanto no es posible realizar ninguna actividad. Son los Hermanos, los que con su presencia y actitud dan sentido y significado a los elementos materiales, a la procesión y a cualquier otro tipo de acto. De estos hechos se derivan la gran responsabilidad que tienen las Hermandades al integrar a los nuevos hermanos y transmitirle  a su vez el verdadero sentido cristiano de la religiosidad popular, procurando que la devoción a una imagen le lleve de verdad a la persona de Aquel a quien representa.
Por ello,  como contrapartida, la seriedad con el compromiso Hermano tiene que ser el primer rasgo que define al miembro de una Hermandad.
Otro aspecto importante del Hermano tiene que ser la colaboración leal y sincera con la misión y objetivos de su Hermandad, puesto  que  libremente  ha elegido  pertenecer a  la misma. Ello le obliga a la participación en actividades que de otra manera no estaría sujeto a realizar,  esta participación exige que cada uno se implique, dentro de sus posibilidades,  y  viva el día a día de su Hermandad  colaborando anónimamente  con su trabajo y tiempo durante los 365 días del año.
Como consecuencia de este compromiso, puede que  en algún momento se derive,  la presencia en cargos de gobierno y responsabilidad de la Hermandad. Estos cargos se han de ejercer siempre con espíritu de servicio y nunca con el afán de poseer o privativo propio, aportando el esfuerzo personal con el único objetivo de servir a los demás.
Hermandad del Santísimo Sacramento
La fraternidad, no debe de ser una palabra vana. El verdadero Hermano ha de poner todo su empeño en conseguir que en su entorno se viva una verdadera fraternidad, creando para ello un clima de confianza y apertura que posibilite una verdadera comunicación y convivencia en nuestra Hermandad durante todos los días del año. También a  los Hermanos les corresponde,  como laicos y bautizados,  tratar de hacer presente el Reino de Dios. Desde su condición  de laicos, los Hermanos, desarrollan su actividad en el mundo, conociendo y sufriendo los males que agobian al hombre de nuestro tiempo. Los Hermanos tienen que ser por voluntad propia protagonistas activos de la Nueva Evangelización; pueden llegar allá donde no llega el sacerdote, ya que viven su vida de fe inmersos en las realidades del mundo.
La familia, el mundo del trabajo, la cultura y de las relaciones sociales son su ámbito de convivencia cotidiano. En este ambiente, deben de ser  presencia de la Iglesia en la sociedad y hacer presente a Dios en el mundo; tienen la obligación de ser los evangelizadores de vanguardia.
Evangelizar hoy desde la  condición de Hermanos supone asumir un modelo de vida y coherencia interior, basada en la enseñanza Evangélica, para de este modo poder anunciar la Buena Nueva mediante las palabras y las obras. El testimonio Hermano ha de estar impregnado de veracidad para que su mensaje llegue limpio y vivo hasta los hombres. Esta es la verdadera fuerza que tiene que mantener viva la historia Hermana.

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