Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la
pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de
entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban
ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los
reyes.
Los que iban delante y detrás de Jesús
gritaban:
"¡Bendito el que viene en nombre del
Señor! ¡Hosanna en las alturas!"
Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén |
Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la
ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y
adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos
gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba
¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”.
Esta fue su entrada triunfal.
La muchedumbre que lo seguía estaba formada
por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas
buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas
personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado
sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró
en Jerusalén.
Fueron muchos los que siguieron a Cristo en
este momento de triunfo, pero fueron pocos los que lo acompañaron en su pasión
y muerte.
Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos
buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la
gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.
¿Qué significado tiene esto en nuestras
vidas?
Es una oportunidad para proclamar a Jesús
como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de
Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que
viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros
también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que
queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria
y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de
nuestra vida.
Explicación de la Misa del Domingo de Ramos
La Misa se inicia con la procesión de las
palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que
viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la
procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de
Cristo.
Domingo de Ramos en Lambayeque |
Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas
benditas a nuestro hogar. Se acostumbra colocarlas detrás de las puertas en
forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos
siempre darle la bienvenida en nuestro hogar. Es importante no hacer de esta
costumbre una superstición pensando que por tener nuestra palma, no van a
entrar ladrones a nuestros hogares y que nos vamos a librar de la mala suerte.
Oración para poner las palmas benditas en el
hogar:
Bendice Señor nuestro hogar.
Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en
él.
Por tu intercesión danos paz, amor y respeto,
para que respetándonos y amándonos
los sepamos honrar en nuestra vida familiar,
Sé tú, el Rey en nuestro hogar.
Amén.
Sugerencias para vivir la fiesta:
Hacer nuestras propias palmas y llevarlas a
bendecir a la Iglesia.