La muerte no es como muchos se la imaginan.
Todos nosotros, en la hora de la muerte, tendremos que ver y vivir mucho para
lo que no estamos preparados. Para muchos, la muerte es algo parecido a un
sueño sin sueños. Uno cierra los ojos, se duerme y no hay nada más — la
oscuridad. Sólo que el sueño se termina a la mañana, en cambio la muerte es
para siempre. A muchos les espanta lo desconocido: "¿qué pasará
conmigo?" Así tratamos de no pensar en la muerte. Pero en el fondo sentimos
una vaga ansiedad y una confusa inquietud ante lo inevitable. Cada uno de
nosotros tendrá que pasar esta frontera. Sería útil pensar y prepararse.
Hermano Vice Presidente José Yerrén disertando sobre el tema: "La vida no acaba con la muerte" |
Pueden preguntar: "¿En qué pensar y a
qué prepararse? No depende de nosotros. Llegará el tiempo — moriremos y eso es
todo. Mientras, todavía tenemos tiempo; hay que tomar de la vida todo lo que
esta pueda ofrecer: comer, beber, amar, luchar por el poder, el honor y la
gloria, ganar dinero, etc. Es preciso no pensar en lo que es difícil y
desagradable y en particular no permitirse pensamientos sobre la muerte."
Así hace la mayoría.
Sin embargo, a cada uno de nosotros de tanto
en tanto nos surgen otros pensamientos inquietantes: "¿y si no es así? ¿y
si la muerte no es el fin y después de la muerte del cuerpo me encontrare
inesperadamente en unas condiciones completamente nuevas, conservando la
capacidad de ver, oír y sentir?" Y lo más importante: "¿y si nuestro
futuro detrás de este umbral, en alguna medida, depende de cómo hemos vivido
nuestra vida, de cómo éramos antes de cruzar la frontera de la muerte?"
Hermanos participando de la charla coloquio |
A pesar de que la experiencia cotidiana nos
dice que la muerte es el destino obligado de todo ser humano, y ley de la
naturaleza, sin embargo las Sagradas Escrituras nos enseñan que al principio la
muerte no se encontraba en los planes de Dios con respecto al hombre. La muerte
no es una norma establecida por Dios, sino más bien su desviación y una gran
tragedia. El libro del Génesis dice que la muerte irrumpió en nuestra
naturaleza, como consecuencia de la transgresión de nuestros primeros padres al
mandamiento de Dios.
Según la Biblia, el objetivo de la venida del Hijo de Dios
al mundo, fue la devolución al hombre, de la vida eterna que había perdido.
Aquí no se trata de la inmortalidad del alma, ya que ella, por su propia
naturaleza, no se destruye, sino de la inmortalidad del hombre en su totalidad
de cuerpo y alma. La recuperación de la unidad del alma con el cuerpo, debe
realizarse para todos los hombres simultáneamente, cuando se produzca la
resurrección universal de todos los muertos
Formación y fortalecimiento cristiano de los miembros de la Hermandad Pascua de Resurrección |
En algunas religiones y sistemas filosóficos se
prioriza la idea de que lo más importante en el hombre — es su alma. El cuerpo
es sólo su envoltura temporal, en la cual se desarrolla el alma. Cuando el alma
llega a un nivel espiritual requerido, el cuerpo no es más necesario y debe ser
abandonado, como una vestimenta raída. Liberándose del cuerpo, el alma sube a
un peldaño superior de su existencia. La fe cristiana no comparte ésta
interpretación de la naturaleza humana. Dando prioridad al principio espiritual
en el hombre, ve en él, sin embargo, un ser de dos componentes formado por dos
partes: espiritual y material, que se complementan mutuamente. Existen seres
simples que no poseen el cuerpo, como los ángeles y los demonios, pero el
hombre presenta otro estructura y destino. Debido a la presencia del cuerpo, su
naturaleza no solo es más compleja sino también es más rica. La unión designada
por Dios del alma y el cuerpo — es una unión eterna.
Cuando, después de la muerte, el alma deja su
cuerpo, ella entra en una situación extraña para ella. Realmente, no está hecha
para existir como fantasma, y le cuesta adaptarse a las condiciones nuevas y no
naturales para ella. Por eso, para destruir todas las consecuencias letales del
pecado, Dios quiso que los hombres creados por Él, llegaran a la resurrección.
Esto pasará durante la segunda venida de Nuestro Salvador, cuando, por Su
Omnipotente Palabra, el alma de cada hombre retornará a su reconstruido y
renovado cuerpo. Repetimos, ella entrará no en una nueva envoltura, sino que se
unirá precisamente con el cuerpo, que le pertenecía antes, pero renovado e
incorruptible, adaptado a las nuevas condiciones de existencia.
El valor principal sobre las
cuestiones de la vida después de la muerte, consiste en que investigaciones
religiosas y científicas, confirman la verdad de la existencia del alma y de la
vida después de la muerte. Además, esto puede ayudar al creyente a entender
mejor y prepararse para lo que verá inmediatamente después de su muerte.
Luego de la charla los esposos Yerrén ofrecieron exquisita cena de confraternidad |
Porque Cristo resucitó
de
entre
los muertos,
nosotros tenemos
una Esperanza Bendita.
Nosotros
esperamos una vida eterna, una gloria sin
fin, una vida
abundante, una vida maravillosa, una vida
celestial, una vida significativa. Para los
cristianos no todo termina con la muerte. No acaba todo con el último hálito
de vida
Este fue el tema en el que se centró la charla coloquio de miembros de la Hermandad
Pascua de Resurrección de la ciudad de Lambayeque, la noche del sábado 17 de marzo, que tuvo
lugar en el domicilio del Dr. José Yerrén Callacná vicepresidente de nuestra
Hermandad y su esposa la señora Esther de Yerrén .
A la cita concurrieron nuestra
Hermana Presidenta, profesora Olga Chonate Vergara, además de los Hermanos Olga
Callacná, Fátima Vidaurre, Teresa Llegado, Martín Chonate, Milagros Bravo,
Carmen Callacná Carmen Chonate y Abelardo Llegado.
Este es el inicio de futuras charlas donde se espera contar con los demás miembros de la Hermandad Pascua de Resurrección |
Este conversatorio es el inicio
de diversas charlas de formación y fortalecimiento cristiano que desarrollarán
los miembros de la Hermandad Pascua de Resurrección de la ciudad de Lambayeque.
Desde aquí nuestro agradecimiento
a nuestro Hermano vicepresidente, Dr. José Yerrén Callacná y a su señora esposa
por su acertada iniciativa que prepara, integra y fortalece a nuestra
Hermandad.
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