martes, 10 de abril de 2012

PASOS DE LA PROCESIÓN DEL VIERNES SANTO 2012 (2da parte)


SEÑOR DE LA COLUMNA.

Hermosa talla de madera policromada y ojos de cristal. Mide 163 cm. de altura. Data de finales del siglo XVIII y su autor es desconocido 

Quinto paso: Señor de la Columna
Se trata de una trágica representación de Jesús flagelado. Se le muestra de cuerpo entero, de pie y de frente. Como única vestimenta un sudario elaborado en tela encolada, cubierto por un faldellín de color morado. La cabeza, que lleva tres potencias plateadas, se encuentra levemente inclinada hacia el hombro derecho. El rostro ovalado, la frente despejada. Cejas arqueadas; la mirada baja refleja gran sufrimiento, con un extraño y trágico brillo; los ojos  con el iris color castaño oscuro; nariz recta y prominente; los labios, bien dibujados y gubiados y ligeramente entreabiertos. La cabellera larga y rizada, dejando visible buena parte del pabellón auditivo del lado izquierdo. La barba corta y rizada. Los brazos flexionados, cruzados y enlazados a la altura del abdomen, la muñeca de la mano derecha monta la de la mano izquierda. 

Esta apoyado en su pie y talón izquierdo, con la pierna derecha ligeramente flexionada hacia adelante, dejando el talón en el aire. A su costado izquierdo, y a la altura de la cadera, una especie de columna, exenta, de madera dorada. La imagen muestra una carnadura de tonos claros, salpicada por huellas de laceraciones y tumoraciones, destacándose las de la parte media de la espalda, donde también son remarcados los huesos que la conforman.

CRISTO POBRE

Lograda talla barroca de 117 cm. de altura, realizada en madera policromada, ojos de cristal y sudario de tela encolada. Su autor es anónimo. Sabemos fue trasladada a la Iglesia San Pedro de Lambayeque en febrero de 1785. Costearon su fábrica los señores Manuel Albujar y Antonio Farro, indios originarios del pueblo de Lambayeque, quienes a su vez fueron sus primeros mayordomos.

(Jorge Izquierdo Castañeda. “Una Joya del arte virreinal en Lambayeque”. Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo. 12 de octubre de 2008).

Sexto paso: Cristo Pobre
Es la representación de Jesús en uno de los momentos más dramáticos de su Pasión. Se le muestra de contextura delgada y semidesnudo. Su semblante ofrece una expresión de angustia y abandono, con la mirada hacia abajo y los parpados sombreados, la nariz recta, los pómulos acusados, la boca entreabierta mostrando claramente los dientes superiores tallados y parte de la lengua. La barba ligeramente bífida. Se encuentra sentado sobre una silla de madera de moderna factura y dorada con purpurina, asiento de pana color rojo. Las piernas cruzadas, el pie izquierdo descansa sobre un cojín forrado en tela de pana color rojo. La cabeza y el tórax ligeramente hacia delante y ladeados  hacia el lado derecho del cuerpo. 

La cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha descansa sobre la mano del brazo derecho, cuyo codo se asienta en la pierna del mismo lado. El brazo izquierdo cruzado descansa sobre la pierna derecha. Es fin se trata de un Varón de carnaciones  mate, con visibles heridas en ambas rodillas, hombros y espalda, producto del Vía Crucis y la flagelación.

Procesiona cubierto con un rico manto de terciopelo rojo ricamente bordado en finos hilos dorados, y tres potencias de plata a manera de aureola.

LA VERÓNICA

Aunque a este personaje no se le cita en los evangelios, existen referencias en los evangelios apócrifos, y su leyenda se extendió a partir de la Edad Media. Dicha mujer según la tradición se abrió paso entre la multitud que acompañaba a Jesús en su camino al calvario, y con un pañuelo limpió el sudor y la sangre que corría por su faz.  

Séptimo paso: La Verónica
Se trata de una escultura de regular tamaño, realizada en pasta de madera, tela encolada y ojos de cristal. Data de principios del siglo XX y su autor es anónimo. Se le muestra de cuerpo entero, de pie y de frente. De rostro ovalado, con la cabeza ligeramente inclinada hacía la izquierda, con aureola de metal plateada. La mirada ligeramente hacía arriba, frente amplia y despejada, cejas delineadas color castaño oscuro, nariz recta, boca entreabierta que deja traslucir los dientes superiores, labios y mejillas sonrosadas. Sus brazos flexionados a la altura de la cintura y hacia adelante, las manos  abiertas, con los dedos ligeramente flexionados en actitud de sostener el velo impreso con las facciones de Jesús.

Viste tocado de color blanco, túnica de color lila, y manto abierto de color castaño claro con revés celeste, ciñe su talle una correa dorada. Se encuentra descalza.

JESÚS NAZARENO

Representa una de las caídas de Cristo con la cruz a cuestas en la calle de la Amargura mientras camina hacia el más alto y generoso de los sacrificios en el monte del Calvario.

Octavo paso: Jesús Nazareno
Se trata de una efigie, de vestir, aunque aparentemente parezca una talla completa, como erróneamente se puede juzgar en una observación parcial. Una observación más detenida e integral permite comprobar que tan sólo se trabajaron las partes más visibles, como son la cabeza, pies, antebrazos y manos (articuladas), elaborados en madera de cedro policromada y ojos de cristal, mientras que al resto del cuerpo se le dio tan sólo forma y volumen pero no talla y encarnación. Su autor es anónimo y dataría de la primera mitad del siglo XVIII,

Muestra el Nazareno la cabeza levemente girada a la derecha. Su rostro alargado, posee rasgos serenos y varoniles. Finos hilos de sangre parten de la frente ancha, las fosas nasales y las comisuras de los labios. La nariz recta y pronunciada, de inspiración judaica, prolongada por cejas levemente arqueadas en sus extremos, en la mejilla del lado izquierdo se puede observar la herida producida por el bastonazo que le dio un guardián de Caifás. Acusa el rostro casi extenuación, agobiado por el peso de la cruz y el duro castigo de los azotes, reforzando este efecto los párpados caídos y la mirada triste y resignada. El bigote nacido a partir del surco nasolabial y la barba, apuntada y ligeramente bífida, enmarcan una boca entreabierta por la que asoma la dentadura inferior y parte de la lengua trabajadas con minuciosidad en la misma madera. 

Lleva procesionalmente largos cabellos postizos que cubren su original cabellera, partida al medio y recogida hacia atrás, con una leve e intencionada deformación de los parietales para ahormar la corona de espinas que es sobrepuesta. Viste un atuendo morado ricamente bordado.



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