domingo, 28 de octubre de 2012

¿María, le hace competencia a Cristo?


Padre Nicolás Schwizer


1. María nos conduce a Jesús. Tenemos que responder primero a algunos temores, críticas frente a la piedad mariana: Muchos temen que María aparte de Cristo, le haga “competencia”, se coloque como “pantalla” entre Dios y nosotros. En el origen de ese temor suelen encontrarse experiencias negativas, provocadas por prácticas desviadas de piedad Mariana, o enfoques falsos sobre la persona de María. Pero tales temores no corresponden a la realidad querida por Dios y proclamada por la Iglesia en su vida y en su doctrina.

2. Haced lo que Él os diga. Juan Pablo II dijo: “María estuvo de verdad unida a Jesús. No se han conservado en el Evangelio muchas palabras suyas; pero las que han quedado nos llevan de nuevo a su Hijo y a su palabra. En Caná de Galilea se dirigió a los sirvientes con estas palabras: “Hagan lo que él os diga”. Este mismo mensaje sigue diciéndonos hoy.

“Haced lo que El os diga” son las últimas palabras de la Virgen conservadas en el Evangelio. Son, por eso, como el testamento de Ella. Y más que a los sirvientes de la boda, son palabras dirigidas a los hombres de todos los tiempos. Contienen todo el anhelo, la vivencia y la misión de María: conducirnos a la identificación con Cristo.

3. María está en el centro. Sabemos todos: María no es el centro de nuestra fe, no es la razón verdadera de nuestra confianza, no es el último fin de nuestro amor – sino Jesucristo y con Él, el Dios trino Pero sentimos que Ella forma parte de los misterios centrales de nuestra fe. María sin ser el centro, está en el centro. Sentimos que María, por su posición única en la historia general de la salvación, también tiene una posición peculiar en nuestra historia personal de salvación.


4. El camino normal. María es para nosotros el camino normal hacia Jesucristo. Ya los Padres de la Iglesia dijeron: El camino por el que Cristo llegó al hombre, debe ser también el camino por el que nosotros lleguemos a Cristo. Y Cristo vino a nosotros por medio de la Virgen. Cuando le damos a María un lugar privilegiado en nuestros corazones, y nos confiamos a su educación, entonces estamos en el camino hacia su Hijo, entonces Ella nos conduce hacia Cristo y el Dios trino.

5. El camino más fácil, más corto, más seguro. María no sólo es el camino normal hacia Cristo. Ella es, según una palabra del Papa San Pio X, también el camino más fácil, más corto, más seguro hacia Cristo.

La devoción Mariana es uno de los grandes dones de Dios al pueblo: lo demuestra el gran entusiasmo con el cual se ha recibido la imagen de la Virgen en todos los lugares. Y si amamos tanto a la Virgen, estamos amando ya a Cristo.

Porque esta es una de las leyes misteriosas del amor. El verdadero amor implica e incluye el amor a todo y a todos los que ama el ser querido. Por eso, el amor a María se prolonga y se convierte – tarde o temprano – en amor a Cristo.

6. El camino más fecundo. María es también y por último, el camino más fecundo hacia Cristo. El mismo Papa San Pio décimo nos dice una palabra hermosa: “La Sma. Virgen nos regala un conocimiento vital de Cristo.”

7. Es el carisma de María, carisma femenino y maternal: acercar vitalmente a las personas de la Trinidad, regalarnos familiaridad con el mundo sobrenatural, hacer de la Iglesia un hogar, del hombre un hermano. Este carisma explica la fuerza y el arraigo de la devoción mariana en el pueblo.

8. Ejemplo de los grandes Santos. Los grandes Santos de todos los siglos afirman y prueban con su vida la verdad y la importancia de este camino clásico POR MARÍA A JESUS. Han sido casi sin excepción hombres y mujeres con una gran devoción Mariana. Muchos de ellos hasta se han consagrado a la Virgen y Ella Virgen, sin falta, los ha conducido a su hijo hacia la cumbre de la santidad.

9. María es la tierra de encuentro con Cristo. Todo el amor que le reglamos a la Sma. Virgen, Ella lo lleva hacia el Señor. Y así nuestro amor encuentra, por medio de María, el camino más fácil, más corto, más seguro y más fecundo hacia Jesucristo y Dios.

domingo, 14 de octubre de 2012

Las velaciones, una costumbre religiosa en el cementerio de Lambayeque


 “Me voy materialmente, pero no he muerto. Moriré el día en que ninguno de ustedes mis descendientes, no se acuerden de mí”, señala el texto en una vieja lápida que registra como fecha febrero de 1878 en el cementerio de Lambayeque.

Y no hay vivienda en los distritos de la región Lambayeque que tenga alguna repisa o un rincón de la casa con estampitas de misas de difuntos, recuerdos en vidrio o acrílico con la foto del familiar que un día dejó el mundo de los vivos para ir al encuentro del mundo de las sombras.

Prehispánico

Desde la antigüedad, los peruanos hemos expresado nuestras actitudes de agradecimiento, respeto y recuerdo para los que en un día nos acompañaron en vida, con una suma de actos que a lo largo del tiempo, han pasado a formar parte de esa costumbre mítica y religiosa de ir a los cementerios y rendirle un homenaje a nuestro ser querido.

La costumbre de llevar comida a las tumbas, sin duda que es una expresión que nos viene desde las culturas preincas, pues como vemos en los hallazgos arqueológicos, junto a sus tumbas se encuentran cerámicas domésticas conteniendo restos de semillas de las frutas que le dejaron como alimento para el más allá.

Mosefú y Mórrope sin duda que son los distritos donde sus pobladores aún mantienen la costumbre de elaborar panes dulces y de colocar altares en las casas con la foto del difunto, acompañado por las imágenes o estampas de San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, Cautivo de Ayabaca, Nazareno Cautivo de Monsefú, Niño del Milagro de Ciudad Eten, Niños Dios de Reyes, entre otros.

En el día, la familia entera visita el cementerio y luego de limpiar las telas de araña y la lápida se procede a colocar los olorosos arreglos florales y se tiende un mantel donde se colocan los potajes que le gustaron el difunto en vida, luego el Padre Nuestro, Avemaría y otras oraciones. Los asistentes degustan la comida en nombre del fallecido.

No es raro ver a guitarristas, cantantes, organistas, entre otros, entonar las canciones que le gustaban al difunto, y para amenizar la tarde y el alma con su cerveza de por medio “tal como le gustaba al finadito”.

El 1 de noviembre es el día en que la música y la oración se juntan para recordar a los seres queridos que yacen en las frías tumbas. Ese día muchos rezadores tendrán trabajo a granel. Ni qué hablar de las vendedoras de flores, que con sus precios asustarán a más de una persona.

El reino de las velas

Según va cayendo el día, en las afueras de los cementerios de Monsefú, Ciudad Eten, San José, Chongoyape, Ferreñafe, Lambayeque, Mochumí, Túcume, Salas, Íllimo, y otros, van agarrando formas unas verdaderas ferias populares; y dentro de los camposantos, el reino de las velas se deja sentir.

Todos los nichos tienen gente sentada frente a ellos, y las velas cual soldados van muriendo de pie según avanza el calor que las derrite. Y no hay cementerio que no tengan por allí a los grupos de niños que con paquetes de velas en mano, así como con escalera y baldes, van ofreciendo sus servicios para los nichos que están muy altos.

Los vivos se avivan

Y este día en que se recuerda a los muertos, son los vivos los que se aprovechan de los agasajos y homenajes que se preparan.

Muy a pesar de la Iglesia Católica, los sacerdotes casados que hoy forman parte de la Iglesia Católica Apostólica “Nuestra Señora de Guadalupe”, con sede en Estados Unidos, son muy requeridos por las personas para celebrar casi verdaderas misas en los cementerios frente a las tumbas. 

Los puestos de ventas de comida, flores, arreglos florales, fósforos, toldos, telas, entre otros, se llenan de personas que luego de homenajear a sus seres queridos fallecidos, y deciden homenajearse ellos también.

Aparte de ser un día con oportunidad de recordar a nuestros muertos y de elevarles una oración, además de dejarles un arreglo floral, el 1 de noviembre es también una gran ocasión para saborear los ricos dulces, las comidas típicas, el tradicional dulce de picarones y la espumante chica de jora. ¡Salud en memoria de nuestros difuntos!

Por: Juan Cabrejos

Los católicos y Halloween


Ante todos estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:

¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6,31.

¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para "divertirse" ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt. 7,17. Mt. 6,13. La Palabra de Dios nos habla de esto también en 1ª Pe. 3, 8-12.

¿Cómo podemos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37-40

Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine ... ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías,  un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7  1ª Pe 5,18  Ef. 6,11  Lc. 4,2  Lc. 25, 41

¿Qué experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del Halloween?

¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se vean debilitadas?

Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?

Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer Fil. 4,9  Gál. 5,22. Ver qué dice Jesús sobre esto en Mt. 5,14  Jn. 8,12

Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el Halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra fe.

lunes, 1 de octubre de 2012

MES MORADO, MES DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS


Jesucristo nuestro Señor es venerado en Perú como "El Señor de los Milagros".  En el lienzo aparece Jesús crucificado. Sobre la cruz, el Espíritu Santo y el Padre.  A la derecha del Señor, Su Santísima madre con su corazón traspasado por una lanza de dolor y Su derecha, el fiel  Apóstol San Juan.  Además de su hermosura, el lienzo es una maravillosa representación de las verdades de nuestra fe.

Cada año las multitudes de todas las razas y condiciones sociales celebran juntas la procesión del Señor de los Milagros, no solo en Perú sino en donde quiera que se encuentran comunidades peruanas.   Las calles se visten de morado para celebrar al Señor que tanto nos ama que se entregó en la cruz por nosotros.  En la procesión nos unimos a La Virgen Madre y a San Juan con dolor pero con profunda gratitud y alegría por la salvación y la vida nueva otorgada por El Señor.   Ese es el mayor de los milagros.

Se le llama también el "Cristo Moreno" y el "Cristo de Pachacamilla"

Historia

En el siglo XVII la capital de Perú, Lima, aunque pequeña en comparación con los 7 millones que tiene en la actualidad, crecía por la inmigraciones muy variadas.  Habían en ella personas de todas las razas, y muchos procedentes de las costas africanas.  Entre ellos habían cofradías que veneraban diferentes santos.  A mediados del siglo, los negros de Angola se ubicaron en Pachacamilla (llamado así porque allí habían vivido indios del Pachacamac). Formaron una cofradía y para ella levantaron una edificación. Uno de los angoleños pintó en la pared la preciosa imagen de Cristo como aparece en esta página. Resalta no solo su gran artesanía sino también su expresiva capacidad catequética.

El 13 de noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde, un fuerte terremoto sacudió a Lima y Callao haciendo caer muchos edificios y causando miles de muertos.  Los angoleños que eran ya muy pobres sufrieron muchísimo. Todas las paredes de su cofradía se cayeron. Pero en medio de aquello aparece el gran milagro: El muro de adobe con la imagen del Cristo permaneció en pie perfectamente preservada.

Ante el desastre, los limeños hicieron muchas peticiones al Señor.  Había una profunda conciencia de que habían pecado y muchos pedían perdón.  15 años más tarde, Antonio León de la parroquia de San Sebastián, encontró la imagen del Señor en la pared abandonada y comenzó a venerarla. Ocurrió entonces otro milagro, pues Antonio, que sufría por un tumor maligno de terribles dolores de cabeza, fue sanado cuando se lo pidió a Cristo ante su imagen. Aquel milagro le fortaleció en su fe y propagó por todas partes aquel don divino. Pronto muchas personas acudían al Cristo milagroso. La mayoría de ellos eran negros y pobres. Se reunían los viernes por la noche a rezar y cantar ante el Señor.

Pero pronto comenzaron las dificultades.   Aquellas reuniones atraía a toda clase de personas, no todas venían por buenas razones. Las autoridades intervinieron para prohibir las reuniones y mandaron a destruir la imagen de Cristo pintando sobre ella.  La siniestra orden quiso llevarse a cabo en septiembre de 1671. Pero cuando el pintor trató de cubrir la imagen, fueron tanto los temblores y la impresión que sufrió que no pudo aunque trató varias veces.  Fue entonces que un soldado de Balcázar intentó aquel ultraje pero tampoco logró hacerle daño a la imagen.  Luego relató que, una vez frente a la imagen, vio que esta embellecía y que la corona se tornaba verde

Las autoridades no se dieron por vencidas pero el pueblo comenzó a protestar.  Informado el Virrey de lo acontecido, decidió revocar la orden y darle culto a la imagen. El 14 de septiembre de 1671, fiesta de la exaltación de la Cruz, se celebró la primera misa ante el Cristo de Pachacamilla.   Los peregrinos aumentan continuamente y pronto se le llama "El Santo Cristo de los Milagros o de las Maravillas".  Pero las autoridades aun no responden como debían ante Dios.

En octubre de 1687 un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla edificada en honor del Santo Cristo.   ¡Solo quedó en pie la pared con la imagen!.  Ante aquel portento decidieron confeccionar una copia al óleo de la imagen y que, por primera vez, saliera en procesión en andas por las calles.  La procesión se estableció para los días 18 y 19 de octubre de cada año.

HIMNO AL SEÑOR DE LOS MILAGROS

SEÑOR DE LOS MILAGROS
AQUI VENIMOS EN PROCESION
TUS FIELES DEVOTOS
A IMPLORAR TU BENDICION

FARO QUE GUIA
A NUESTRAS ALMAS
LA FE, ESPERANZA, LA CARIDAD
TU AMOR DIVINO
NOS ILUMINE
NOS HAGA DIGNO DE TU BONDAD

CON PASO FIRME
DE BUEN CRISTIANO
HAGAMOS GRANDE NUESTRO PERU
Y UNIDOS TODOS
COMO UNA FUERZA
TE SUPLICAMOS, NOS DES
TU LUZ