sábado, 14 de julio de 2012

¿Se levantó Jesús de entre los muertos? Parte III


Una Muerte Horrible y Después…?

Usted sabe como fueron las últimas horas de vida en la tierra de Jesús si usted vio la película del guerrero/corazón valiente, Mel Gibson. Si usted se perdió partes de La Pasión de Cristo porque estaba protegiendo sus ojos (hubiera sido más fácil simplemente grabar la película con un filtro rojo en la cámara), solo voltee a las últimas paginas de cualquier evangelio en su Nuevo Testamento para averiguar lo que se perdió.

Como predijo Jesús, él fue traicionado por uno de sus propios discípulos, Judas Iscariote, y fue arrestado. En un juicio simulado por medio del gobernador romano, Poncio Pilatos, fue declarado culpable de traición y condenado a morir en una cruz de madera. Antes de ser clavado a la cruz, Jesús fue brutalmente golpeado con un gato romano de nueve colas, un látigo con trozos de hueso y metal que rasgarían la carne. Recibió puñetazo repetidamente, pateado, y escupido.

Después, utilizando mazos, los verdugos romanos golpearon el pesado hierro forjado clavado en las muñecas y pies de Jesús. Finalmente dejaron caer la cruz en un agujero en la tierra entre otras dos cruces que cargaban a ladrones condenados.

Jesús colgó allí por aproximadamente seis horas. Luego, a las 3:00 de la tarde—esa es la hora exacta en que el cordero de la Pascua había sido sacrificado como ofrenda por los pecados (un pequeño simbolismo allí, ¿te parece?)—Jesús grito, “consumado es” (en Arameo), y murió. De repente, el cielo se puso oscuro y un terremoto sacudió la tierra.[9]

Pilatos quería confirmación de que Jesús estaba muerto antes de permitir que su cuerpo fuera sepultado. Entonces un guardia romano hundió una lanza a su costado. La mezcla de sangre y agua que fluyo fue una clara indicación de que Jesús estaba muerto. El cuerpo de Jesús fue entonces bajado de la cruz y sepultado en la tumba de José de Arimatea. La guardia romana siguiente sello la tumba, y la cuidó las veinticuatro horas reloj.

Mientras tanto, los discípulos de Jesús estaban en shock. El Dr. J.P. Moreland escribe de su estado mental. “Ellos ya no tenían confianza de que Jesús había sido enviado por Dios. Ellos también habían sido enseñados que Dios no dejaría a su Mesías sufrir la muerte. Entonces se dispersaron. El movimiento de Jesús estaba prácticamente detenido en sus sendas.”[10]

Toda esperanza estaba vencida. Roma y los líderes judíos habían prevalecido—o eso parecía.

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