sábado, 14 de julio de 2012

¿Se levantó Jesús de entre los muertos? Parte VI


La Cuestión de una Tumba Vacía

Ningún historiador serio realmente duda que Jesús estuviera muerto cuando fue bajado de la cruz. Sin embargo, muchos se han preguntado cómo el cuerpo de Jesús desapareció de la tumba. El periodista inglés, Dr. Frank Morison inicialmente pensó que la resurrección era o un mito o un engaño, y él empezó a investigar para escribir un libro refutándolo.[17] El libro se hizo famoso pero por razones diferentes que su propósito original, como veremos.

Morison empezó por intentar resolver el caso de una tumba vacía. La tumba pertenecía a un miembro del Concilio Sanedrín, José de Arimatea. En Israel en aquel tiempo, para estar en el concilio había que ser una estrella de rock. Todos sabían quien estaba en el concilio. José debe haber sido una persona real. De lo contrario, los líderes judíos habrían expuesto la historia como un fraude en su intento de refutar la resurrección. También, la tumba de José habría sido en un muy conocido lugar y fácilmente identificable, entonces cualquier pensamiento de que Jesús se haya “perdido en el cementerio” necesitaría ser descartado.

Morison se preguntaba por qué los enemigos de Jesús habían permitido que el “mito de la tumba vacía” persistiera si no era cierto. El descubrimiento del cuerpo de Jesús habría instantáneamente matado toda la conspiración.

Y lo que es conocido históricamente de los enemigos de Jesús es que ellos acusaron a los discípulos de Jesús de robarse el cuerpo, una acusación claramente basada en una creencia compartida de que la tumba estaba vacía.

El Dr. Paul L. Maier, profesor de historia antigua en Western Michigan University, de la misma manera declaró, “Si toda la evidencia es pesada cuidadosamente y justamente, es ciertamente justificable… concluir que la tumba en la que Jesús estaba enterrado estaba realmente vacía en la mañana de la primera Pascua.  Y ninguna evidencia ha sido descubierta aún… que refutaría esta declaración.”[18]

Los líderes judíos estaban aturdidos, y acusaron a los discípulos de robare el cuerpo de Jesús. Pero los romanos habían asignado a una unidad de guardias entrenados (de 4 a 12 soldados) a vigilar la tumba las 24 horas. Morison preguntó, “¿Cómo podrían estos profesionales haber dejado que el cuerpo de Jesús sea objeto de vandalismo?”  Habría sido imposible para cualquiera haber escapado de los guardias romanos y haber movido una piedra de dos toneladas. Sin embargo la piedra fue movida y el cuerpo de Jesús había desaparecido.

Si el cuerpo de Jesús estaba en un lugar donde se podría encontrar, sus enemigos hubieran rápidamente expuesto la resurrección como un fraude. Tom Anderson, antiguo presidente de la Asociación de Abogados de Juicio de California, resume la fuerza de sus argumentos:

“Con un evento tan bien publicado, ¿no cree usted que es razonable que un historiador, un testigo ocular, un antagonista habría registrado para todos los tiempos que él había visto el cuerpo de Jesús?… El silencio de la historia es ensordecedor cuando viene al testimonio en contra de la resurrección.”[19]

Así que, sin cuerpo de evidencia, y con una conocida tumba claramente vacía, Morison aceptó la evidencia como sólida de que el cuerpo de Jesús había desaparecido de alguna manera de la tumba.

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